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»He abandonado mi casa,
he desamparado mi heredad,
he entregado en mano de sus enemigos
lo que amaba mi alma.
Mi heredad fue para mí
como un león en la selva;
contra mí lanzó su rugido,
y por eso la aborrecí.
Es mi heredad para mí
como un ave de rapiña de muchos colores.
¿No están contra ella aves de rapiña rodeándola?
¡Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo,
venid a devorarla!

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